sábado, 1 de agosto de 2015

Final de todo.

Llegó a la Función con unos escasos segundos de retraso. La imponente escalinata ya se encuentra sumida en la penumbra. Hombres y mujeres ataviados con paños de organza y seda, se desplazaban en escenario como linces . Su figura blanca , alta y delgada , resaltaba con el contraluz que un cortinado espeso que dejaba pasar por su rendija involuntaria. Sentía los pasos que sostenían el ritmo y la intensidad de aquellos pasos que minutos antes pisaban la acera detrás suyo. Se acercó al palco y tomó asiento junto a los espectadores contiguos. El sonido de los pasos se detuvo. Sintió un alivio y sus pulsaciones parecían disminuir lentamente. Un hombre entraba y se sentaba en la butaca de detrás, la butaca de terciopelo. No sabría concretar su temor. El sujeto era un sombra inamovible. Un gélido sopor enardecía su espalda. Aunque prestaba atención a los contundentes movimientos de hombres y mujeres en la actuación, sentía la mirada de aquel hombre oscuro , que penetraba en su primera vértebra cervical , y se deslizaba hacia el resto de la columna , como un conjunto de hormigas que trabajan para culminar el día. Un escalofrío la gobierna. No escucha nada más a su alrededor. Ve con poca nitidez lo que sucede, una niebla se antepone entre sus ojos y la obra en curso. Un fuerte dolor dorsal la punza, todo se ennegrece, y se apaga repentinamente. No hay nada más.

1 comentario: