martes, 4 de agosto de 2015

El Botellón Fariseo.

Nada me haría más feliz que dejar de verlos por un tiempo, pensaba Filomena al salir raudamente del ágape celebrado el martes en el salón. No encontraba sentido alguno a esas reuniones con postín de festejo, cuando el clima de tensión embriagaba todo el ambiente. Y el punto cólumne se soltó cuando un comensal expresó :- no existe buen banquete si no se estrunfa un botella-, apoyando en la mesa una champaña especial. Filomena, en paz con ella misma, aguardó unos instantes, y recordando el tormento y los bretes desgraciados que el alcohol había producido en su vida, deseó felicidades al agasajado, saludó a todos cordialmente con la mano y una sonrisa, y raudamente, partió   Alivio y Libertad, que no la inviten más. Ojalá.




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